Por unas piernas sanas y perfectas
Cuando las venas de las piernas no son capaces de devolver al corazón toda la sangre que les llega al ritmo adecuado, se produce una pérdida de velocidad sanguínea y cierto estancamiento. Esta anomalía se conoce con el nombre de insuficiencia venosa y se manifiesta con síntomas como piernas doloridas, hormigueo, calambres, varices, hinchazón, pesadez, arañas vasculares o úlceras varicosas. Si la insuficiencia venosa no se trata debidamente, puede derivar en serios problemas como la úlcera (varices grandes), eccema (varices pequeñas), pigmentación flebostática (encharcamiento Hb) y trombosis venosa y flebitis.
La transparencia de la piel hace que las dilataciones de los capilares y varículas se hagan muy visibles. La aparición de estos “trayectos” venosos, que normalmente afectan a cara, piernas y manos, produce un resultado antiestético. El paciente no se siente a gusto con su aspecto y tiende a disimular u ocultar las zonas afectadas, lo que condiciona un cambio en sus hábitos sociales: limita las actividades al aire libre, utiliza ropa que esconda las lesiones y maquillajes correctores que no siempre pueden cumplir su función, etc.
Las Varices se pueden clasificar de la siguiente manera:
- Grandes (de 4 a >8 mm)
- Medianas (de 1 a 4 mm)
- Pequeñas (<1,5mm)
Para las venas grandes, se precisa cirugía.