Lifting Facial

El envejecimiento es la consecuencia natural del paso del tiempo. Sus secuelas, la exposición prolongada a los rayos solares o el estrés de la vida cotidiana se hacen especialmente patentes en la cara y el cuello, provocando surcos y pliegues que hacen que la expresión pierda definición. Todos estos efectos pueden remediarse notablemente mediante un lifting.

El lifting es un tratamiento que no quita años pero ayuda a mejorar el aspecto, a devolver el tono cutáneo y a recuperar los puntos de luz y los relieves faciales, proporcionando un efecto de rejuvenecimiento y vitalidad que el tiempo había hecho desaparecer.

Existen muchas técnicas quirúrgicas para el tratamiento del envejecimiento facial. El cirujano le indicará qué tipo de intervención es la más conveniente de acuerdo con sus necesidades y expectativas.

 

Procedimiento

Los signos de envejecimiento facial suelen ser progresivos. Se inician en la zona periocular (alrededor de los ojos) y van descendiendo paulatinamente pasando por las distintas regiones de la cara hasta alcanzar el cuello. Esto implica que el proceso quirúrgico varíe en función de las áreas de la cara que se quieren mejorar, el énfasis en las zonas más afectadas, la colocación y extensión de las incisiones, el uso o no de técnicas complementarias (cirugía de párpados, aumento de pómulos, etc.) y la duración de la operación. Un lifting se realiza en una sola intervención. Tras un estudio preoperatorio minucioso en el que se discuten las expectativas del paciente y los posibles métodos, se concreta la cirugía. La técnica consiste básicamente en reposicionar las capas musculares, la piel y la grasa, retirando el tejido sobrante mediante una incisión que habitualmente comienza en la zona de las sienes (por dentro del pelo), se extiende al interior de las líneas naturales que existen en la oreja y continúa alrededor del lóbulo, detrás de la oreja y del cuero cabelludo. De esta manera las cicatrices quedan perfectamente camufladas. Cuando el cuello necesita un tratamiento especial, es necesario realizar una incisión justo debajo del mentón.

Además de la piel, la acción quirúrgica se concentra sobre las estructuras musculares, óseas y grasas de la cara, lo que permite conseguir unos resultados iniciales más naturales y más duraderos a medio y largo plazo.

Una vez finalizada la cirugía, las heridas se cierran con puntos dejando unos pequeños tubos bajo la piel para que no se acumule ningún exudado o sangre. El paciente sale del quirófano con los ojos cubiertos por un parche, la cabeza envuelta o no en un vendaje acolchado y con un sistema de drenaje cerrado o abierto. Los apósitos, el vendaje y el parche se retiran al siguiente día. Después deberá lavarse la cara y el cabello. Antes del alta hospitalaria, que habitualmente se efectúa a las 48 horas de la intervención, se retiran los drenajes.

Después de un lifting, el rostro presenta un aspecto más o menos hinchado en función de la extensión del trabajo realizado y de las características propias de cada paciente

Hospitalización

Tras la intervención deberá permanecer ingresado al menos un día o dos, dependiendo del tipo de anestesia utilizada y de la extensión del lifting.

Anestesia

El lifting puede realizarse con anestesia local y sedación. En aquellos pacientes que requieren un tratamiento especial en la zona del cuello, puede aplicarse anestesia general.

 

Preoperatorio

Como en todas las intervenciones, es imprescindible realizar un examen médico previo para detectar cualquier posible anomalía que pudiera contraindicar la operación. El aumento mamario mediante la colocación de implantes es una técnica minuciosa, por lo que requiere una correcta evaluación de cada caso particular para adecuar el resultado final a los deseos de la paciente. Entre otros factores, se analiza el volumen, la proyección, la constitución física y la calidad de la piel.

A partir de esta evaluación primaria, se define el tipo de prótesis y el volumen que mejor se adapte a sus expectativas. Normalmente se aconseja utilizar una prótesis cuyas dimensiones correspondan a las medidas de la mama natural y que permita llenarla de manera normal.

Para escoger el tamaño del implante con exactitud y establecer las dimensiones idóneas, se miden la longitud, altura y proyección deseada. También se pueden realizar pruebas de volumen con la paciente, rellenando el sujetador de la talla que se quiere obtener.

Si toma habitualmente algún tipo de medicación, tanto el cirujano como el anestesista le indicarán los pasos a seguir.

Cuidados posteriores

El postoperatorio no acostumbra a ser doloroso. Las molestias que generalmente aparecen suelen controlarse bien con analgésicos habituales. El vendaje y los tubos de drenaje normalmente se retiran entre 24 y 48 horas después de la intervención; las suturas de los párpados, a los 4-5 días; las de la cara y cabeza, a los 7-8 días.

Tras el lifting, es habitual que sienta la piel de la cara algo “acolchada”. Esta sensación es transitoria y desaparece en unas cuantas semanas. También es normal que el rostro esté inflamado y presente moraduras. Si sigue las instrucciones del médico, estos efectos sólo durarán entre 10 y 15 días.

Es aconsejable que no trabaje y que evite los ejercicios o actividades violentas como mínimo durante las dos semanas siguientes a la operación. La piel de la cara necesitará cuidados específicos y no deberá exponerla al sol o a rayos UVA durante al menos tres meses.

Aunque al principio pueda preocuparle el aspecto de su cara, piense que la mayoría de los pacientes regresan a una vida normal (incluyendo su trabajo) en unas dos semanas. En este período la inflamación se normaliza y desaparecen las moraduras. Las cicatrices tardan algunas semanas más en disimularse, pero finalmente se hacen prácticamente imperceptibles.