
Es una técnica muy efectiva para corregir la forma y aspecto de la nariz sin necesidad de recurrir a la cirugía tradicional, lo que hace que este procedimiento sea menos invasivo y con resultados visibles desde el primer momento. No está indicado para menores de 17 años, ya que a esta edad la nariz no está 100% formada ni tampoco para aquellas personas que quieran cambiar por completo la estructura de la nariz, ya que no se trata de una rinoplastia al uso, sino para modificar ciertos elementos de sus apariencia.
Es una técnica eficaz para corregir el perfil de la nariz (afinarla en el caso de nariz ancha) o la punta de la misma (punta caída). Es posible remodelar el caballete de la nariz en los casos de perfil curvo o aguileño y doble curva
Este procedimiento sin cirugía modifica el aspecto de la nariz recurriendo a un relleno, que puede colocarse de manera permanente o temporal. Se trata de una intervención ambulatoria, y de pocos minutos de duración.
Como efectos derivados, la inflamación temporal de la zona o alguna irritación que desaparecerán a los pocos días. Es conveniente, por tanto, evitar tocarse la nariz, o llevar gafas en las horas posteriores a la rinomodelación, así como realizar deportes o actividades que requieran un gran esfuerzo físico, y evitar ambientes de excesiva humedad y calor, como saunas.
A la hora de llevar a cabo este tratamiento, el paciente debe tener en cuenta aspectos básicos en cualquier intervención, que deberá comunicar al equipo médico en cada caso, como son: enfermedades sistémicas, enfermedades autoinmunes, problemas cardiacos, problemas de coagulación, tabaquismo o alcoholismo, así como estados infecciosos.